Sin dudas, hay Coaching por todos lados y muchos dispuestos a coachearte para que tengas una mejor vida.
Pero la clave está en vos, en estar verdaderamente preparado; sino, el coaching será como chocar contra una pared de goma. Veamos algunas reflexiones comprobadas científicamente para que puedas comandar la nave de tu vida:
¿Estoy listo? “La gente no cambia hasta que esté lista para ello” decía Prochaska uno de los artífices en las etapas del cambio.
¿Tengo ganas o quiero hacerlo? A muchos “les gustaría” hacer ejercicio o comer mejor, pero el “tengo ganas” es una declaración de que alguna tal vez me gustaría hacerlo. Quiero, es ahora..
Evaluar nuestros autoengaños: todos nos autoengañamos un poco; “el lunes empiezo”, “se que tengo muchos vicios, o debo hacer algo por mi stress, pero algún día lo cambiaré”.
Para salir un poco de la trampa anterior, pasar a la Acción abre puertas; actuar aunque sea de a poco te confronta con nuevas experiencias que previamente no considerabas (¿Qué hago en este parque caminando a la tarde?-“tenía miedo de postularme a este empleo, o de contactarme con gente nueva, pero a pesar de todo, lo hice”); romper tu rutina habitual (más si es aburrida) es una necesidad, para desestructurar tu cerebro y tu vida habitual.
Los Hábitos pueden cambiarse para mejor; pero no es necesario borrar los circuitos anteriores, sino reescribir otros nuevos; el caso anterior, de actuar y hacerse camino al andar es un buen inicio de cambios duraderos.
Mi Autoeficacia ¿Creo que puedo? Albert Bandura, el padre de la Autoeficacia decía: “confiar en vos mismo no garantiza el éxito, pero no hacerlo, te garantiza el fracaso”.
Las posibilidades de mi mente: a lo largo de la historia, se la ha llamado con diferentes nombres: Inspiración, inconsciente creador, entre tantos otros. No te dará un resultado inmediato al estilo de las autoayudas mágicas, pero cuando hacés que tu mente trabaje para vos, y utilizás algunas técnicas conocidas, los resultados positivos vendrán inexorablemente.
Alguna de estas técnicas son:
Quitá la escoria en tu mente: no mires malas noticias (es neurotóxico); cambiá el rumiar quejoso por las enormes posibilidades de crear que el mundo está esperando de vos. Y cuidado con las relaciones banales, como la charla insulsa con el vecino, el familiar demandante o el meme que no te enseña nada.
Tené un espacio para vos: crear ideas buenas necesita de momentos de soledad, búsqueda e inspiración. Vale si lo hacés meditando, o caminando por un parque con una onda positiva: pidiendo a esos trillones de bits que genera tu mente que te aporten ideas mientras actuás nada menos que en idear tu propio plan de vida. “La inspiración existe, pero te tiene que encontrar trabajando” decía Picasso luego de cientos de fracasos que lo llevaron al éxito.
Hay muchas más disciplinas y estrategias hacia cambios positivos; pero creo que esto es un buen inicio. Y no son consejos prácticos de una revista de moda: es neurociencia positiva y filosofía práctica con resultados rápidos y efectivos.
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